Así se expone, tímido, el lirio floresciente.
Arcos paralelos y atados al suelo; el distanciamiento de las extremidades
es la invitación a sentir su fragancia.
¡Oh, desdichado hombre!, no te alimentes de su dulzor
o quedarás prendado por siempre.
La contemplación de la flor es suficiente para el poeta,
recuerda que todos los imperios cayeron por el hambre de los lirios.
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