No hables de alegría cuando no has sentido la plenitud del entender.
No pienses en la eternidad cuando ni siquiera puedes definir lo perecedero.
No quieras convencerme de la rectitud de la idea, ni de la prontitud del orgasmo.
Si no puedas guiar tu propia vida, ¿por qué pretendes liderar la mía?
Si deseas el amor, el cambio se hace imprescindible para subsistir.
Cuando las líneas de una mano están separadas, sabes que nunca se unirán.
Y cuando el lazo está establecido, sabes que jamás será escindido.
Córtame los ligamentos, pero aún así podré caminar.
No importa el polvo acumulado si bajo la superficie aún se encuentra aquello que nos hace vivir.
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