23.8.13

Lo que uno dice no es en verdad lo que uno siente.
No hay palabras para expresar lo íntimo del sentimiento.
Ni hay palabras para demostrar la soberanía de la cordura.
El estado en el que vivimos es la experiencia constante.
Y aunque olvidemos nuestras palabras, sabemos que están ahí.
Somos víctimas de la relación entre dos seres,
 no podemos escapar de la existencia ni de lo que somos.
Hay tantas formas de intentar terminar lo que ha terminado
 como formas en la que ha empezado lo que somos.
Si en nuestra finitud nos perdemos, no podemos esperar entender lo que nos trasciende.
Oh Dios, siento ser parte de ti, pero no lo quiero.

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