26.11.13
Agonía del alcohol desperdiciado
Mi rostro permaneció impertérrito, pero mi alma casi deja escapar un suspiro de estrangulamiento, cuando vi una báltica caer, en la más pura y cinematográfica cámara lenta, desde las manos de una doncella al suelo pavimentado del ágora universitario. Me prendí un tabaquito y recordé con dolor el sonido de la botella al estrellarse. Ríos de sangre rubia y burbujeante, que parecían estanques congelados. Esparcida la dulzura en donde no puede alcanzarse, mientras el aire aúlla con el olor sórdido de la marihuana. Y continúo, sentado, quieto y sin hacer sonido aparente, mirando el desolador paisaje.
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