Al final igual me corté el pelo pa la graduación.
no lo hice por mi (odio tener el pelo corto)
no lo hice por mi profe jefe (vieja culiá, todo lo que me weaste)
no lo hice por el impe hernán (puta que lo quiero al weón (me hizo pasar xd (problemas con la asistencia)))
no lo hice por el director (me cayó mal desde que llegó. ¿donde está mi pascueta?)
mi vieja. me cagó hermano, me cagó. hizo esa weá sicológica que te hacen las mujeres y que utilizan tu propia culpa para manipularte y hacerte hacer cosas que no quieres hacer y es como ahhhhhhhhhhh conchesumare persuasión y la weá.
y ahora mi cabeza pesa como un kilo menos xd
26.11.11
16.11.11
"El diario de vida"
Tuve que hacer un trabajo para lenguaje (el último trabajo para lenguaje de mi vida :c), redactando un diario de vida que contara lo sucedido en la última semana. Igual lo disfruté xd
[sin cambiar nada]
Trabajo Lenguaje Electivo: “Diario de vida”
Lunes 7/XI/2011
Hoy fue un gran día. Me levanté lleno de optimismo (cosa rara) y muy muy descansado (cosa aún más rara, sobretodo porque no dormí más de 3 horas).
Fue extraño. Fue muy extraño ir sonriendo en el metro un día lunes por la mañana, pero me permitió darme cuenta de cosas de las que antes no me había percatado, y es que casi toda la gente tiene cara de pescado –percebes- los lunes por la mañana. Bueno, no los culpo, ya que todos los otros lunes del año, yo iba en el metro, al igual que ellos, con cara de pescado. O incluso peor (si esque eso es posible), muchas veces miraba el reflejo del vidrio casi con odio, una mirada hostil, asco por mi propio reflejo… pero no estoy escribiendo las penurias del pasado, sino las alegrías del presente.
Como iba diciendo, me levanté de muy buen humor y de hecho creo haberle contagiado algo de ese buen humor a mi vieja y mi hermano, ya que fue un lunes sin gritos (¡hurra!). Llegué al colegio temprano (otro milagro) y recuerdo haber tenido la prueba de nivel de matemática, que si bien estaba muy fácil, igual me equivoqué en puras tonteras, como que puse tres cuartos en vez de cuatro tercios… en fin, fue sólo un error humano, ya que la materia la sabía y eso es lo importante, entender la materia, porque un error lo comete cualquiera.
No es mucho lo que hice en ese día de colegio, ya que tuvimos clases hasta las 1 y nos dedicamos a pasarlo bien con los cabros, ya que nos queda poco para aprovecharnos los unos a los otros…
Al salir del cole me fui con unos amigos al centro. Algo teníamos que hacer, pero la verdad es que ya no recuerdo qué. Hacía calor y con el Pozo queríamos tomarnos unos terremotos en el ‘Entrelatas’, ese “antro de perdición” ubicado cerca del metro los héroes jajaja, tengo buenos recuerdos de ese lugar… pero cuando íbamos pasando por afuera le dije al Pozo que fuéramos primero a hacer los trámites y que después volviéramos.
¡Ah, ya lo recuerdo!, íbamos a sacarnos el servicio militar. El Pozo y yo salimos seleccionados, el Chirolo también pero el ya había hecho los trámites con anticipación (tan responsable él…) y el Coco (¡maldito suertudo!) ni siquiera fue llamado, pero igual nos acompañó. Si no me equivoco también íbamos con el Araya, pero creo que él se fue antes (huele a correte por aquí jajaja) y se separó de nosotros en los héroes (o tal vez se fue después de acompañarnos, no lo recuerdo bien).
Fuimos al cantón que queda cerca de Sazie, pero nos pasamos como 6 cuadras así que al final perdimos mucho tiempo y llegamos muertos de calor a la oficina. Pa variar, incluso en situaciones como esa estamos siempre leseando y bromeando, así que entramos 3 al baño de hombres todos apretados jajaja y todos intentando tomar agua al mismo tiempo… creo que entiendo por qué las mujeres dicen que los hombre a veces se comportan como animales jajaja.
Hicimos los trámites y la verdad… es que nada salió como quería que saliera, pues esperaba poder quitarme de encima esa estúpida obligación impuesta por la fuerza a los jóvenes. Mi vieja a veces bromea respecto a eso y me dice que me haría bien hacer el servicio para ser más disciplinado, pero la verdad es que va en contra de mis principios, ya que yo pienso que la violencia es innecesaria, y que ésta solo genera más violencia, un circulo vicioso que las personas racionales deberían ser capaces de romper. No critico a los militares por lo que hacen en cuanto a ayuda social, construcción de viviendas para pobres y marginados, ayuda en caso de terremotos o al extranjero, de hecho, me parece muy bien que exista gente que se preocupe de esos temas, es sólo que considero que involucrar las armas junto a la ayuda social, la empaña y la pudre. No es necesaria una ametralladora para hacer el bien, ni saber como matar a un hombre para poder salvarlo. La violencia está de más y es completamente innecesaria.
En fin, aplacé el odiado servicio militar y tengo 5 meses para mostrar los papeles que acrediten que continúo mis estudios y bla bla bla, pura basura.
Salimos de ese sofocante lugar (menos mal que me tocó el tipo buena onda, al pozo le tocó una vieja muy pesá) muertos de calor y pensando en que no estaría mal tomar algo para aplacar la sed… en eso, vamos caminando y yo les digo que me acompañen al centro porque tenía (en realidad quería) comprar tabaco, ya que como me había ‘sobrado’ dinero por no haber ido al Oktoberfest, quería disfrutar del placer de un tabaco de marca después de 3 meses sin fumar sino cosas baratas (odio los cigarrillos y el tabaco que me quedaba digamos que no era del mejor) y convencí al Pozo de que fuéramos a ver a "La Piojera", ya que el lugar donde iba a comprar quedaba relativamente cerca.
La tienda no tenia el tabaco que quería. Gran decepción, pero conozco un par de tiendas en el centro así que le pedí a mis compas que me acompañasen, quienes aceptaron con disgusto (calor y sed), pero no por ello exentándose el webeo (perdón por la expresión, pero es necesaria). Pude comprarme un ‘Borkum Riff’ de Cherry. 10 lucas. Caro, pero lo vale, fue un placer después de 3 meses, abrir el paquete y sentir el aroma a frutas recién cortadas… ooh… una exquisitez. Realmente soy un sibarita.
Llegamos a “La Piojera”, cansados, y con el Pozo entramos pensando que nos dirían algo por tener ropa de escolar. No nos dijeron nada (en realidad sería correcto decir ‘nos dijeron nada’ o ‘nada nos dijeron’). Pero era MUCHO más caro que en el ‘Entrelatas’. Medio litro por $2500 y en el ‘Entrelatas’ un litro y medio por $1500. No hace falta ser ingeniero pa’ darse cuenta de donde convenía ir. Pero estábamos cansados así que ni ahí con seguir caminando, nos subimos en ‘Cal y canto’ y tras descansar un rato en el suelo de la estación, rememorando viejas historias, el Coco y el Araya se fueron hacia Vespucio norte detrás de unas ‘abejas’ jajaja.
Con Pozo, y Chirolo fui hasta los héroes, nos bajamos y recibí una llamada de la Anghiara… que extraño fue eso, ya que siempre soy yo el que demuestra interés o intenta acercarse a ella… en fin, entramos al ‘Entrelatas’ y al tiro nos miraron feo por la ropa de escolar… mostramos los carnets correspondientes y nos dijeron que mientras tapásemos las insignias del cole no habría problema con que estuviéramos ahí. No pasaron ni 2 minutos de haber llegado cuando pedimos dos jarros de terremoto y… sorpresa, sorpresa, JUSTO no quedaban para nosotros, justo se habían acabado cuando entraron los escolares… que coincidencia ¿no?
Pensamos en pedir unas cervezas entonces, pero don Chirolo nos dijo que nos saldría más a cuenta si comprábamos en el Super.
Efectivamente, fuimos al Super cercano al cole y tras una larga reflexión, procedimos a comprar un six-pack de Budweiser's. Muy buenas, hay que decirlo. Alcanzamos a tomar una el Pozo y una yo (Chirolo se hace el abstemio) antes de entrar al preu. Ah y verdad que yo le dije al Pozo que le diera el vuelto al punky de afuera del Super que siempre anda macheteando pa comprar bálticas o doradas (guacala), porque lo mejor es andar en la buena con el karma, ¿cierto? Jajaja.
Entramos al preu y ahí nos separamos. No los volví a ver durante ese día, aunque estoy seguro que cuando estaba el profesor explicando algo escuché a mis amigos llamar ‘¡Oso, oso!’ desde afuera de la sala (pero ni ahí con pescarlos). Me senté detrás de la Anghiara y la Yovely (que nombres más inusuales jajaja) y junto al pelao (carlitos ♥).
Estuve TODO el rato comiendo semillas porque le saqué un puñado de comida a mi hámster y lo eché en un pocillo junto a una zanahoria que estaba muy buena y que compartí con muchas personas, pero como dice el dicho, “de un huevito comieron cien y el último se empachó”; siempre se puede compartir. Y también tenía dulces de los que me quedaban de halloween (si, fui a pedir dulces, ¿algún problema?) así que compartí con el pelao y las chicas.
Hablé con la pequeña Anghiara en el pequeño recreo que tenemos. Aquí hay una especie de nebulosa donde no recuerdo bien lo que pasa durante una hora y media, hasta que salí del preu a eso de las 8 y 20, un poco más temprano de lo habitual. Tampoco recuerdo cómo pero terminé yéndome hacia el metro con la Anghiara y cuando llegamos ahí, le pregunté si quería caminar un rato. Aceptó con gusto (cosa que me agradó bastante) y pasamos las dos horas siguientes conversando.
Fuimos juntos hasta el bandejón central, en frente a un árbol con flores rojas que yo no veía bien ya que no tenía los lentes puestos, motivo por el cual mi amiga me retó (es como mi mamá) y me obligó a ponérmelos. Intenté replicar pero solo me dijo “no te estoy preguntando, es una orden”… tan amable siempre, jajaja
Nos sentamos en el pasto uno al lado del otro después de dar vueltas a una estatua y conversamos. Conversamos mucho, de muchas cosas. Le pregunté muchas cosas y ella me preguntó muchas cosas; hable mucho de mi (mucho realmente porque no estoy acostumbrado a hablar de mi) y escuché todo lo que ella decía con especial atención y cuidado. Terminé recostado en su estómago, escuchando su respiración y los latidos de su corazón. A veces me acariciaba el pelo y yo me volvía dócil bajo sus dedos.
Hubo unas cuantas preguntas incómodas, unos pequeños silencios difíciles de llenar, miradas furtivas y un breve ambiente que se tensaba un poco y luego se distendía.
Tal vez… tal vez si me la hubiera jugado al cien por ciento, las cosas serían diferentes el día de hoy. Pero tuve miedo, miedo de cometer los mismos errores estúpidos del pasado. Mi pasado muchas veces me atormenta; tengo que aprender a librarme de él, o al menos a dejar de contemplarlo todo el tiempo.
Caminamos juntos hasta el metro y una vez allí nos volvimos a sentar en el suelo y seguimos conversando… cuando ella me dijo “¿No tienes nada que preguntarme?”, oh que tonto fui, que gran idiota… las oportunidades van y vienen, ¡Cómo es posible que no la haya aprovechado adecuadamente! Bueno, tendré que construir yo mismo mis próximas oportunidades; por weón me pasa.
Bajamos las escaleras, yo sin prisa pues aún quería estar con ella, y en un punto ciego a las miradas bovinas de la gente, la tomé firme pero delicadamente del brazo y la acerqué a mí.
La miré a los ojos, esos profundos ojos que me hacen suspirar, y la abracé, fuerte, con todo mi anhelo bajo la piel, palpitando y filtrándose por mis poros. Creo que estuvimos como 30 segundos abrazados. Uno, dos, tres, cuatro, cinco… el tiempo se me hizo tan eterno y tan efímero a la vez. Después de eso, una frase que me tocó hasta el alma y un distanciamiento leve, pero suficientemente perceptible.
Me fui muy junto a ella en el vagón, lleno de gente cansada después de un agotador primer día de la semana, y apoyé un par de veces mi cabeza en su hombro. Ella es más pequeña que yo, por lo que mi cuello quedaba casi en un ángulo de noventa grados; aún así no me molestaba si era sobre ella donde apoyaba mi frente.
Tuve que bajarme; habíamos llegado a mi estación. No quería despedirme. Un beso en la mejilla que me dejó un deseo de ser eterno y a la vez un revoloteo de esa melancolía que me caracteriza, y así me fui, con una sonrisa en el rostro, como atontado por su olor y cegado por el brillo de sus pequeños ojitos.
Llegué a mi casa tal como me había ido: con optimismo, un dejo de alegría surcaba mi alma, así que pretendía aprovecharlo todo lo que pudiera hacerlo.
Ella me había mordido el brazo derecho. Cuando me acosté, su olor aún seguía junto a la marca de sus dientes. Me dormí sintiéndola tan cerca como a mi mismo.
Dulces sueños.
Martes 08/XI/2011
¡Ah Roberto! ¡Mis deseos de culparte, maldito rival!
Y es que no pienso que lo hagas a propósito, pero hay fuerzas más grandes que la razón, y el amor es una de ellas…
Si no fueras tan obvio… pero creo que ni tú te das cuenta de tu obviedad. Ya que sé que esto es algo nuevo para ti, pero el interés que manifiestas… ¡Cómo no me voy a poner así!
Pero no hablamos de una presa, sino del amor de una mujer… maldito seas rival mío, porque por mucho que intente mostrarte mi animadversión, no puedo dejar de quererte.
…
Un día como cualquier otro día de los míos, es decir, extraño.
Desperté alegre, por los recuerdos del día anterior, aunque una sombra en el pecho me recordaba frecuentemente mi cobardía y mi estupidez. Decidí hacer caso omiso o al menos intentar ignorar esa mancha, ya que este día vería de nuevo a mi pequeña muchacha ojos de papel.
No recuerdo bien lo que hice ese día, hasta la tarde, cuando fui al preu, y francamente tampoco recuerdo mucho de lo que hice el día miércoles, por lo que voy a omitir ese día en esta ‘bitácora’.
Tuvimos los ensayos y creo que después hubo misa… si, si, ya lo recuerdo, porque después de los ensayos con el Pozo nos fuimos a ‘jugar sudoku’, es decir, a capear clases, o en este caso, a capear la misa.
Que lata es para uno que no es católico, tener que bancarse horas de misa y ceremonias que a mi juicio han perdido su razón de ser. ¿De qué sirve un rito o un acto si nadie le presta atención o solo mueven las bocas como pescados anémicos, repitiendo salmos sinsentido, como un disco rayado?
El Pozo hizo unas guías de matemáticas para el hermano de su polola (creo), cosa fácil, ecuaciones exponenciales si no me equivoco. Pfff, pan comido (que sobrado jajaja). Yo mientras tanto, me dediqué a estudiar biología, ya que si bien la prueba la tenía el día lunes siguiente, lo mejor era estar preparado. Nos quedamos dormidos.
Estuvimos HORAS ahí. Conversamos, estudiamos, dormimos. Me sentí descansado (lo necesitaba) después de una semana completa de poco sueño.
A decir verdad, nos descubrieron, pero no nos dijeron nada. Bueno, en realidad nos dijeron que fuéramos a la misa, pero no le dieron más importancia. Cumplieron con el deber de llamarnos la atención y no se preocuparon más del asunto. Menos mal.
No recuerdo qué hice entre que desperté y llegué al preu. Debo ir al médico para que revise mis lagunas mentales, pero la verdad es que hasta ir al médico se me olvida… lo peor es que a veces hago trabajos y olvido entregarlos, como el otro día que encontré un mapa adentro de un Atlas, ¡Qué imbécil me sentí! Una de las pocas veces que le cumplía al Duarte a tiempo ¡Y se me olvidó entregarle la tarea!... Pfff, no tengo remedio.
El profe del preu estaba un poco enojón, cosa inusual en él. Ah, ya me acordé, fui a la biblioteca, creo que el Opazo me acompañó, pero no estoy seguro, el casi siempre me acompaña cuando vamos… ese día fue con el notebook… si, si, estoy casi seguro que si.
El profe Julio estaba irritable en realidad, más que decir que estaba enojón. Y es extraño porque él es como super light pa sus cosas así que fue raro. En el recreo que tuvimos hablé con la Anghiara y le mostré uno de los libros que había sacado, porque sabía que ella quería leerlo (era una de las cosas que habíamos hablado el día anterior). Le dije que me esperara a la salida y que ahí veía si se lo prestaba (tenía que intentar muñequear un poco, pa’ ver si podía ganar algo. Había que intentarlo al menos).
Nuevamente mi estupidez se hizo manifiesta en el momento menos indicado, y nuevamente, por weón, se me farreó una oportunidad. Por esperar mucho, terminamos yendo con un invitado inesperado.
Nuevamente ofrecí la invitación a caminar, pensando que el invitado seguiría su camino y no a nosotros, ¡Pero como me equivoqué! No es que me caiga mal, de hecho lo estimo bastante, y hasta podría decir que lo quiero, pero que inoportuno es este invitado… no lo culpo. Nadie puede culparlo. Pero eso no me hace sentir menos… eeee… esa sensación de “quiero que te vayas pero tampoco quiero decírtelo así que te voy a mirar con mirada de ándate pero sin el ceño fruncido para que no pienses que estoy enojado, pero sí con una mirada fija e intensa que te pide que te vayas porque las estay cagando”.
O no cachó las indirectas o prefirió ignorarlas; no tengo idea. Pero terminamos caminando mucho, desde República hasta Baquedano. Pasamos por una feria artesanal que estaban cerrando y estuve muy callado; me incomodaba su presencia porque había cosas que quería hablar y hacer con mi pequeña amiga. Preferiría haber tenido un poco más de ‘intimidad’ o un ambiente más propicio, es decir, sin alguien al lado, para poder hacer ciertas preguntas, comentarios y realizar ciertas acciones…
Invitado sorpresa nos compró hamburguesas de soya. ¡No puedo odiarlo! No creo que pueda odiar a nadie en realidad salvo a mi mismo y al ser humano en general; creo que soy un misántropo. Tal vez por eso me odio a mi mismo. O tal vez desvío mi propio odio hacia el general del ser humano. No lo sé.
Me fui en el metro con mi pequeña y nos separamos del estimado-señor-invitado-sorpresa-incómodo (lo que para mi significó un alivio). Le presté a la pequeña Ghitta el libro, a cambio de que me hiciera unos quequitos mágicos, muffins o algo así. El problema es que nunca me dijo cuándo me los iba a dar; después me di cuenta de eso, pero era demasiado tarde.
Me sentía agotado y creo que ella se sentía igual. Hablamos poco, casi nada, y a la hora de separarnos, la abracé fuerte ya que no había disfrutado suficiente de su presencia gracias a don invitado furtivo. Bueno, al menos de los errores se aprende.
Me acosté tarde, no sé que me quedé haciendo.
Mmm… acabo de recordar dos cosas más acerca de este día, y es que cuando desperté me olí el brazo y el olor de ella seguía ahí (o al menos es lo que a mi me parecía), pero después de bañarme se fue junto al agua, por lo que no pude volver a sentir esa fragancia en mi piel (cosa que me entristeció un poquito). El otro recuerdo de ese día fue que recibí mi medalla por… por no hacer nada en clases de ed. Física jajaja, todos tuvimos medallas, un bonito recuerdo, muchas fotos y situaciones graciosas. Mi equipo metió varios goles, seguramente fue porque ni el Opazo ni yo estábamos ahí (jajaja).
Miércoles 9/XI/2011
Ahora recuerdo por qué no recuerdo nada del miércoles, y es que me fui después de dar la prueba de inglés. Creo. Nada importante pasó en todo caso, de lo contrario lo recordaría. Creo.
Jueves 10/XI/2011
Este fue un día horrible en muchos sentidos, y magnífico en varias cosas puntuales. Con personas puntuales mejor dicho.
Me despierto, agotadísimo. Otro día de llegar tarde al colegio, pero a estas alturas qué diablos me importa. ¿Qué van a hacer? ¿Cancelarme la matrícula acaso? Además que he cambiado bastante mi actitud frente a las cosas. Hago mi esfuerzo, hago lo que puedo, no esperen que dé lo mismo que el resto. No con todos los problemas de este año. No con lo horrible que ha sido este año. Doy lo que puedo, y con eso me encuentro conforme. Sé que hago lo que puedo, por lo que mi consciencia se mantiene limpia y tranquila, y si al resto no les basta con mi cambio de actitud frente al mundo, si al resto no les importan mis problemas… bueno, pues mala cue’a. Mientras me encuentre bien conmigo mismo, no tiene por qué importarme lo que diga el resto de mí. Pero creo que me estoy desviando mucho del tema. Siempre me voy por las ramas y termino hablando de cosas nah’ que ver.
Es tarde, tengo sueño y quiero hacerla corta porque tengo que estudiar (el problema de acarrear tantas cosas pa’l final), así que haré lo posible por resumir lo más que pueda mi horrible día escolar y mi linda tarde post-preu.
Mañana de electivo. Primera hora, me llaman para hablar con el Lara. Me dijo (la otra vez) que me iba a tomar la prueba en clases. Me dice este día que la prueba me la toma ahora o al tercer bloque. Ni weón me quedaba. Me cambió la fecha de la prueba sin avisarme. Muchas gracias, váyase a la misma. A conseguirme el libro y a estudiar (¿Qué más puedo hacer en esa situación?).
Problemas con la profe Bascur. Me di cuenta de que me había puesto un uno por una prueba que yo si di. Me dio rabia, sobre todo porque en el primer semestre me llenó con unos incluso en pruebas que sí le había dado. Reclamé al tiro, no pensaba quedarme callado. No me creyó, mis compañeros me avalaban pero hablando bajito. Maricones sin pantalones. ¿Cuántas veces he metido las manos al fuego por ustedes? Que rabia me dio. Dijo que iba a revisar la asistencia de ese día (nota para la profe: me acabo de acordar que usted va a leer esto, así que haga el favor de revisar mi asistencia. Leí Bonsái, e hicimos una mesa redonda. Incluso me senté a su lado. Se me olvidó terminar el trabajo opcional que usted dio. Culpa de mis lagunas mentales), pero no sé si lo habrá hecho.
La profe me entregó una hoja relacionada con el trabajo de escribir un diario de vida (estoy en ello) y yo estaba de muy mal humor. Intenté estudiar a la hora siguiente. Hubo torta y creo que bebida. Yo no quería nada, estaba pateando la perra. Igual me comí un pedazo a regañadientes. Estaba muerto de sueño, no entendía casi nada de lo que leía.
Me acerqué a hablar con la profe Osses porque también le debía notas a ella, y me dijo que le tenía que dar las pruebas ahora. Le expliqué que no podía porque tenía que dar la prueba de nivel con el profesor Lara, que si podía darle las pruebas al día siguiente. No me pescó. Me dijo que ella tenía prioridad porque estábamos en su horario de clases. No me dejó salir de la sala. Me quedé sentado en el banco, audífonos puestos, gorro tapándome la cara. Miraba con odio hacia la pared cuando la profe deslizó una hoja frente a mí, depositándola sobre el puesto. Leí “Prueba coef. II…” ¡A la mierda! Ahí mandé todo a donde se fuera. Le había dicho a la profe que no había estudiado filosofía, que había estudiado física (y matemática, por otras pruebas que debía), pero no me había escuchado.
No quise hacer nada, mandé todo al carajo y me quedé en mi puesto, arrugando una hoja de papel. La arrugué mucho. Una hora y media para ser precisos. Leí algo de la prueba y podría haber respondido con suerte la mitad. Eso no sirve. Sobretodo en filosofía. Sobre todo en una coef. II. Sobre todo con la profe Osses, sobre todo con ella.
Pero hablar no había funcionado, así que “me taimé” y no hice nada. Escuché música. Me di cuenta que habían tocado el timbre, me levanté del asiento y me fui. Parece que me dijeron algo, no lo sé. Yo estaba escuchando música, mi mundo, no escucho nada. Un escudo.
Almorcé de mal humor (gracias). Odio almorzar de mal humor, porque se pierde el gusto de la comida. Bueno, no es mucho lo que se pierde con la comida de la Junaeb, y no es que sea malagradecido, pero ¿Qué les cuesta echarle condimentos a la comida? Ajito picado, pimienta, comino o ají de color, no cuesta nada.
Los cabros me pusieron de mejor humor.
Después de almuerzo fui a dar pruebas atrasadas de matemáticas. Una del primer semestre –logaritmos- y otra del segundo semestre –estadística-, ambas estaban muy fáciles. La profe me retó y me dijo que tenía potencial, porque en la de nivel me había sacado un 6.3 y ella dijo que era una excelente nota para alguien que casi no había estado en clases de matemática en todo el año. Yo la considero una nota baja, pues puedo dar mucho más que eso, en todo caso, me equivoqué en puras leseras. No me hago atao.
Di las dos pruebas en poco más de una hora y 20 y la profe me dijo que estaba impresionada o algo así, no me acuerdo muy bien. Le habría dado las otras dos pruebas ese mismo día de no ser porque fue un día pésimo y estaba cansado.
Salí del cole y llamé al Chirolo pa’ saber donde estaban. Estaban en Nueva York, e iban al Euro, así que me fui caminando hasta allá. Los encontré y me subieron el ánimo, me pusieron de mejor humor. Estaba cansado igual, vimos algunas cosas y le revelé al Chirolo, en un breve momento que tuvimos de privacidad, mi amor por él.
Jajaja, no, es broma. Le revelé la ubicación del tesoro escondido. Un asunto entre él, yo y mi cadáver. Me sorprendió su no de respuesta frente a la idea.
Nos separamos. Yo me fui a mi casa, pues tenía que imprimir el ensayo y entregárselo a la secretaria, que estaba hasta las 6. Llegué a las 6 y media. Pura suerte el que me haya encontrado a la profe Alejandra. Siempre llego tarde a todas partes, por mucho que me esfuerce en corregir ese tema… es como una maldición, odio llegar tarde.
Después de eso me fui al preu, que cansado estaba, no entendía nada de lo que el profe hablaba. Me encontré con la Polly afuera y entré con ella. ¿O eso fue el martes? Puede ser, no lo recuerdo bien. Las cosas se mezclan en mi cabeza. Me senté creo que junto al Chirolo, así que lo de la Polly debió de ser el martes. Tomé la guía que me había pasado la profesora Bascur, y la ocupé para anotar los apuntes del día. No anoté nada coherente. Ese día fue lo de la Polly, ahora me acuerdo.
De repente escuchaba palabras al azar, que se quedaban revoloteando en mi cabeza, y las escribía en élfico. Si, en élfico, el idioma de los elfos creado por Tolkien, pero no el Sindarín, sino otra de las variaciones que tiene. Una de las tantas cosas que aprendí en mis ratos de ocio y aburrimiento (de esparcimiento).
No iba a aguantar matemática así que me fui después que hubiera terminado lenguaje. Además no había ido la Anghiara a pesar de haberme llamado y preguntado si yo iba a ir (pensé que tal vez quería verme y me alegré por eso), así que estaba un poco decepcionado (sin mencionar el gran agotamiento) y me fui pa’ mi casa.
Llegué, alcancé a dormitar un poco, tomar café y recibí una llamada, nuevamente inesperada, de mi pequeña amiga. Me preguntó que si ya había salido del preu. Le dije que sí, pero que yo ya estaba en mi casa porque no me había quedado a matemática. Un breve silencio y después su explicación de que justo ella estaba yendo al preu a esa hora para que nos pudiéramos juntar. Me preguntó si tenía algo que hacer en ese momento y le dije que no (mentira, estaba y sigo estando tapado en pruebas y trabajos atrasados).
Nos juntamos y yo llegué tarde. Me afeité para verme bien para ella. Me corté y no paraba de sangrar así que me fui todo el camino, de mi casa al metro, lamiendo la sangre que corría por mi barbilla.
Me retó por llegar tarde, siempre me reta (no eres mi madre ¬¬) pero salimos a caminar un rato. Me dijo que me dejara la sangre tranquila para que me cicatrizara. Tan maternal.
Llegamos al ¿mall? No sé si es un mall pero es algo parecido. Nos sentamos en las escaleras y conversamos otra vez. Me agrada conversar con ella, siento que puedo hablar fluidamente. Me gusta su presencia, me relaja y me hace sentir sereno. A pesar de haber tenido un día pésimo, su sola llamada para que nos juntáramos me puso de buen humor. Estoy muy enamorado. Que odioso.
La abracé mucho. Me gusta abrazar a la gente, a mis amigos, hacerles cariño. Hablamos de nuestros días. Ella, en contraste con mi día, tuvo un día maravilloso, me lo contó con mucha alegría y la verdad es que eso me hizo sentirme alegre a mí también.
Me enteré (ya no me acuerdo bien cómo) que ella sabía bailar ballet, ese baile que se hace con castañuelas y tango. Tango, amo el tango, siempre lo he amado, siempre he querido aprender a bailar tango. Le dije que la envidiaba por eso… y ella se ofreció a enseñarme. Al principio fue como “¿En serio? ¿Y aquí?” y ella me incitó a que me animara. Aprendí los 8 pasos básicos del tango. La gente nos miraba raro. Me reí mucho, disfruté aquello, con mucho agrado.
Me dijo que si no practicaba me iba a pegar. Me mordió el codo, siempre lo hace. Me siento más cercano a ella, pero también me siento mucho más tonto por hacer más espeso lo que siento por ella. No quiero volver a perder una hermosa amistad por culpa de lo que siento. Nunca más. Pero por ahora, a disfrutar de esto.
Ella arregló mi día. Y aún no termino de hacer todo lo que debo. Me voy a dormir. Cambio y fuera.
Post data: puesto que no escribiré el resto de los días de la semana, voy a destacar las cosas importantes de aquellos días.
El viernes los cabros hicieron una barricada a la entrada de la sala. Algunos alcanzamos a escapar por la ventana antes de que llegara el Hernán. Chico el reto. Hay fotos, fue muy divertido. No quiero que esto termine, voy a extrañarlos demasiado. Tengo miedo del futuro. Es todo tan incierto. Hay que ser valientes.
El fin de semana bajé música. Bajé tango, mucho tango de internet. Canciones que me gustaban y canciones que no conocía.
¿Quién es mejor? ¿Gardel o Piazzolla? Siento que no es adecuado compararlos, ya que si bien ambos son tango, el de Piazzolla es como más experimental, mientras que el de Gardel es clásico, purista. Es como si comparásemos jazz con vals. Mundos aparte. Escuché tango todo el fin de semana. Me encanta ‘Libertango’ de Piazzolla y ‘Tomo y obligo’ de Gardel. Sin contar mi favorito, que aparece en la película “Perfume de mujer”: ‘Por una cabeza’. Pero debo decir que la versión instrumental de Astor Piazzolla me gusta más que la cantada de Carlos Gardel.
El lunes escuché tango mientras hacía la prueba atrasada de matemática –la de cuerpos geométricos-, estoy seguro de que me saqué un 7. Estaba muy fácil y los ejercicios eran los mismos de las guías y pruebas anteriores. No quiero dar más pruebas. Y mañana tengo que dar dos o tres más. Estoy cansado, sólo quiero desconectarme de todo, dejar de pensar un rato. Pero apagarse es imposible. Qué se le va a hacer.
Post data 2: después de terminar me di cuenta de que en la guía decía “[…] en pocas páginas […]”. No voy a tirar las horas de esfuerzo a la basura así que lo imprimo todo. Espero que sirva para compensar en algo todo lo que le debo profe (como para que vea un cambio de actitud de mi parte frente a la vida diaria y lo tenga en consideración (por favor)).
[sin cambiar nada]
Trabajo Lenguaje Electivo: “Diario de vida”
Lunes 7/XI/2011
Hoy fue un gran día. Me levanté lleno de optimismo (cosa rara) y muy muy descansado (cosa aún más rara, sobretodo porque no dormí más de 3 horas).
Fue extraño. Fue muy extraño ir sonriendo en el metro un día lunes por la mañana, pero me permitió darme cuenta de cosas de las que antes no me había percatado, y es que casi toda la gente tiene cara de pescado –percebes- los lunes por la mañana. Bueno, no los culpo, ya que todos los otros lunes del año, yo iba en el metro, al igual que ellos, con cara de pescado. O incluso peor (si esque eso es posible), muchas veces miraba el reflejo del vidrio casi con odio, una mirada hostil, asco por mi propio reflejo… pero no estoy escribiendo las penurias del pasado, sino las alegrías del presente.
Como iba diciendo, me levanté de muy buen humor y de hecho creo haberle contagiado algo de ese buen humor a mi vieja y mi hermano, ya que fue un lunes sin gritos (¡hurra!). Llegué al colegio temprano (otro milagro) y recuerdo haber tenido la prueba de nivel de matemática, que si bien estaba muy fácil, igual me equivoqué en puras tonteras, como que puse tres cuartos en vez de cuatro tercios… en fin, fue sólo un error humano, ya que la materia la sabía y eso es lo importante, entender la materia, porque un error lo comete cualquiera.
No es mucho lo que hice en ese día de colegio, ya que tuvimos clases hasta las 1 y nos dedicamos a pasarlo bien con los cabros, ya que nos queda poco para aprovecharnos los unos a los otros…
Al salir del cole me fui con unos amigos al centro. Algo teníamos que hacer, pero la verdad es que ya no recuerdo qué. Hacía calor y con el Pozo queríamos tomarnos unos terremotos en el ‘Entrelatas’, ese “antro de perdición” ubicado cerca del metro los héroes jajaja, tengo buenos recuerdos de ese lugar… pero cuando íbamos pasando por afuera le dije al Pozo que fuéramos primero a hacer los trámites y que después volviéramos.
¡Ah, ya lo recuerdo!, íbamos a sacarnos el servicio militar. El Pozo y yo salimos seleccionados, el Chirolo también pero el ya había hecho los trámites con anticipación (tan responsable él…) y el Coco (¡maldito suertudo!) ni siquiera fue llamado, pero igual nos acompañó. Si no me equivoco también íbamos con el Araya, pero creo que él se fue antes (huele a correte por aquí jajaja) y se separó de nosotros en los héroes (o tal vez se fue después de acompañarnos, no lo recuerdo bien).
Fuimos al cantón que queda cerca de Sazie, pero nos pasamos como 6 cuadras así que al final perdimos mucho tiempo y llegamos muertos de calor a la oficina. Pa variar, incluso en situaciones como esa estamos siempre leseando y bromeando, así que entramos 3 al baño de hombres todos apretados jajaja y todos intentando tomar agua al mismo tiempo… creo que entiendo por qué las mujeres dicen que los hombre a veces se comportan como animales jajaja.
Hicimos los trámites y la verdad… es que nada salió como quería que saliera, pues esperaba poder quitarme de encima esa estúpida obligación impuesta por la fuerza a los jóvenes. Mi vieja a veces bromea respecto a eso y me dice que me haría bien hacer el servicio para ser más disciplinado, pero la verdad es que va en contra de mis principios, ya que yo pienso que la violencia es innecesaria, y que ésta solo genera más violencia, un circulo vicioso que las personas racionales deberían ser capaces de romper. No critico a los militares por lo que hacen en cuanto a ayuda social, construcción de viviendas para pobres y marginados, ayuda en caso de terremotos o al extranjero, de hecho, me parece muy bien que exista gente que se preocupe de esos temas, es sólo que considero que involucrar las armas junto a la ayuda social, la empaña y la pudre. No es necesaria una ametralladora para hacer el bien, ni saber como matar a un hombre para poder salvarlo. La violencia está de más y es completamente innecesaria.
En fin, aplacé el odiado servicio militar y tengo 5 meses para mostrar los papeles que acrediten que continúo mis estudios y bla bla bla, pura basura.
Salimos de ese sofocante lugar (menos mal que me tocó el tipo buena onda, al pozo le tocó una vieja muy pesá) muertos de calor y pensando en que no estaría mal tomar algo para aplacar la sed… en eso, vamos caminando y yo les digo que me acompañen al centro porque tenía (en realidad quería) comprar tabaco, ya que como me había ‘sobrado’ dinero por no haber ido al Oktoberfest, quería disfrutar del placer de un tabaco de marca después de 3 meses sin fumar sino cosas baratas (odio los cigarrillos y el tabaco que me quedaba digamos que no era del mejor) y convencí al Pozo de que fuéramos a ver a "La Piojera", ya que el lugar donde iba a comprar quedaba relativamente cerca.
La tienda no tenia el tabaco que quería. Gran decepción, pero conozco un par de tiendas en el centro así que le pedí a mis compas que me acompañasen, quienes aceptaron con disgusto (calor y sed), pero no por ello exentándose el webeo (perdón por la expresión, pero es necesaria). Pude comprarme un ‘Borkum Riff’ de Cherry. 10 lucas. Caro, pero lo vale, fue un placer después de 3 meses, abrir el paquete y sentir el aroma a frutas recién cortadas… ooh… una exquisitez. Realmente soy un sibarita.
Llegamos a “La Piojera”, cansados, y con el Pozo entramos pensando que nos dirían algo por tener ropa de escolar. No nos dijeron nada (en realidad sería correcto decir ‘nos dijeron nada’ o ‘nada nos dijeron’). Pero era MUCHO más caro que en el ‘Entrelatas’. Medio litro por $2500 y en el ‘Entrelatas’ un litro y medio por $1500. No hace falta ser ingeniero pa’ darse cuenta de donde convenía ir. Pero estábamos cansados así que ni ahí con seguir caminando, nos subimos en ‘Cal y canto’ y tras descansar un rato en el suelo de la estación, rememorando viejas historias, el Coco y el Araya se fueron hacia Vespucio norte detrás de unas ‘abejas’ jajaja.
Con Pozo, y Chirolo fui hasta los héroes, nos bajamos y recibí una llamada de la Anghiara… que extraño fue eso, ya que siempre soy yo el que demuestra interés o intenta acercarse a ella… en fin, entramos al ‘Entrelatas’ y al tiro nos miraron feo por la ropa de escolar… mostramos los carnets correspondientes y nos dijeron que mientras tapásemos las insignias del cole no habría problema con que estuviéramos ahí. No pasaron ni 2 minutos de haber llegado cuando pedimos dos jarros de terremoto y… sorpresa, sorpresa, JUSTO no quedaban para nosotros, justo se habían acabado cuando entraron los escolares… que coincidencia ¿no?
Pensamos en pedir unas cervezas entonces, pero don Chirolo nos dijo que nos saldría más a cuenta si comprábamos en el Super.
Efectivamente, fuimos al Super cercano al cole y tras una larga reflexión, procedimos a comprar un six-pack de Budweiser's. Muy buenas, hay que decirlo. Alcanzamos a tomar una el Pozo y una yo (Chirolo se hace el abstemio) antes de entrar al preu. Ah y verdad que yo le dije al Pozo que le diera el vuelto al punky de afuera del Super que siempre anda macheteando pa comprar bálticas o doradas (guacala), porque lo mejor es andar en la buena con el karma, ¿cierto? Jajaja.
Entramos al preu y ahí nos separamos. No los volví a ver durante ese día, aunque estoy seguro que cuando estaba el profesor explicando algo escuché a mis amigos llamar ‘¡Oso, oso!’ desde afuera de la sala (pero ni ahí con pescarlos). Me senté detrás de la Anghiara y la Yovely (que nombres más inusuales jajaja) y junto al pelao (carlitos ♥).
Estuve TODO el rato comiendo semillas porque le saqué un puñado de comida a mi hámster y lo eché en un pocillo junto a una zanahoria que estaba muy buena y que compartí con muchas personas, pero como dice el dicho, “de un huevito comieron cien y el último se empachó”; siempre se puede compartir. Y también tenía dulces de los que me quedaban de halloween (si, fui a pedir dulces, ¿algún problema?) así que compartí con el pelao y las chicas.
Hablé con la pequeña Anghiara en el pequeño recreo que tenemos. Aquí hay una especie de nebulosa donde no recuerdo bien lo que pasa durante una hora y media, hasta que salí del preu a eso de las 8 y 20, un poco más temprano de lo habitual. Tampoco recuerdo cómo pero terminé yéndome hacia el metro con la Anghiara y cuando llegamos ahí, le pregunté si quería caminar un rato. Aceptó con gusto (cosa que me agradó bastante) y pasamos las dos horas siguientes conversando.
Fuimos juntos hasta el bandejón central, en frente a un árbol con flores rojas que yo no veía bien ya que no tenía los lentes puestos, motivo por el cual mi amiga me retó (es como mi mamá) y me obligó a ponérmelos. Intenté replicar pero solo me dijo “no te estoy preguntando, es una orden”… tan amable siempre, jajaja
Nos sentamos en el pasto uno al lado del otro después de dar vueltas a una estatua y conversamos. Conversamos mucho, de muchas cosas. Le pregunté muchas cosas y ella me preguntó muchas cosas; hable mucho de mi (mucho realmente porque no estoy acostumbrado a hablar de mi) y escuché todo lo que ella decía con especial atención y cuidado. Terminé recostado en su estómago, escuchando su respiración y los latidos de su corazón. A veces me acariciaba el pelo y yo me volvía dócil bajo sus dedos.
Hubo unas cuantas preguntas incómodas, unos pequeños silencios difíciles de llenar, miradas furtivas y un breve ambiente que se tensaba un poco y luego se distendía.
Tal vez… tal vez si me la hubiera jugado al cien por ciento, las cosas serían diferentes el día de hoy. Pero tuve miedo, miedo de cometer los mismos errores estúpidos del pasado. Mi pasado muchas veces me atormenta; tengo que aprender a librarme de él, o al menos a dejar de contemplarlo todo el tiempo.
Caminamos juntos hasta el metro y una vez allí nos volvimos a sentar en el suelo y seguimos conversando… cuando ella me dijo “¿No tienes nada que preguntarme?”, oh que tonto fui, que gran idiota… las oportunidades van y vienen, ¡Cómo es posible que no la haya aprovechado adecuadamente! Bueno, tendré que construir yo mismo mis próximas oportunidades; por weón me pasa.
Bajamos las escaleras, yo sin prisa pues aún quería estar con ella, y en un punto ciego a las miradas bovinas de la gente, la tomé firme pero delicadamente del brazo y la acerqué a mí.
La miré a los ojos, esos profundos ojos que me hacen suspirar, y la abracé, fuerte, con todo mi anhelo bajo la piel, palpitando y filtrándose por mis poros. Creo que estuvimos como 30 segundos abrazados. Uno, dos, tres, cuatro, cinco… el tiempo se me hizo tan eterno y tan efímero a la vez. Después de eso, una frase que me tocó hasta el alma y un distanciamiento leve, pero suficientemente perceptible.
Me fui muy junto a ella en el vagón, lleno de gente cansada después de un agotador primer día de la semana, y apoyé un par de veces mi cabeza en su hombro. Ella es más pequeña que yo, por lo que mi cuello quedaba casi en un ángulo de noventa grados; aún así no me molestaba si era sobre ella donde apoyaba mi frente.
Tuve que bajarme; habíamos llegado a mi estación. No quería despedirme. Un beso en la mejilla que me dejó un deseo de ser eterno y a la vez un revoloteo de esa melancolía que me caracteriza, y así me fui, con una sonrisa en el rostro, como atontado por su olor y cegado por el brillo de sus pequeños ojitos.
Llegué a mi casa tal como me había ido: con optimismo, un dejo de alegría surcaba mi alma, así que pretendía aprovecharlo todo lo que pudiera hacerlo.
Ella me había mordido el brazo derecho. Cuando me acosté, su olor aún seguía junto a la marca de sus dientes. Me dormí sintiéndola tan cerca como a mi mismo.
Dulces sueños.
Martes 08/XI/2011
¡Ah Roberto! ¡Mis deseos de culparte, maldito rival!
Y es que no pienso que lo hagas a propósito, pero hay fuerzas más grandes que la razón, y el amor es una de ellas…
Si no fueras tan obvio… pero creo que ni tú te das cuenta de tu obviedad. Ya que sé que esto es algo nuevo para ti, pero el interés que manifiestas… ¡Cómo no me voy a poner así!
Pero no hablamos de una presa, sino del amor de una mujer… maldito seas rival mío, porque por mucho que intente mostrarte mi animadversión, no puedo dejar de quererte.
…
Un día como cualquier otro día de los míos, es decir, extraño.
Desperté alegre, por los recuerdos del día anterior, aunque una sombra en el pecho me recordaba frecuentemente mi cobardía y mi estupidez. Decidí hacer caso omiso o al menos intentar ignorar esa mancha, ya que este día vería de nuevo a mi pequeña muchacha ojos de papel.
No recuerdo bien lo que hice ese día, hasta la tarde, cuando fui al preu, y francamente tampoco recuerdo mucho de lo que hice el día miércoles, por lo que voy a omitir ese día en esta ‘bitácora’.
Tuvimos los ensayos y creo que después hubo misa… si, si, ya lo recuerdo, porque después de los ensayos con el Pozo nos fuimos a ‘jugar sudoku’, es decir, a capear clases, o en este caso, a capear la misa.
Que lata es para uno que no es católico, tener que bancarse horas de misa y ceremonias que a mi juicio han perdido su razón de ser. ¿De qué sirve un rito o un acto si nadie le presta atención o solo mueven las bocas como pescados anémicos, repitiendo salmos sinsentido, como un disco rayado?
El Pozo hizo unas guías de matemáticas para el hermano de su polola (creo), cosa fácil, ecuaciones exponenciales si no me equivoco. Pfff, pan comido (que sobrado jajaja). Yo mientras tanto, me dediqué a estudiar biología, ya que si bien la prueba la tenía el día lunes siguiente, lo mejor era estar preparado. Nos quedamos dormidos.
Estuvimos HORAS ahí. Conversamos, estudiamos, dormimos. Me sentí descansado (lo necesitaba) después de una semana completa de poco sueño.
A decir verdad, nos descubrieron, pero no nos dijeron nada. Bueno, en realidad nos dijeron que fuéramos a la misa, pero no le dieron más importancia. Cumplieron con el deber de llamarnos la atención y no se preocuparon más del asunto. Menos mal.
No recuerdo qué hice entre que desperté y llegué al preu. Debo ir al médico para que revise mis lagunas mentales, pero la verdad es que hasta ir al médico se me olvida… lo peor es que a veces hago trabajos y olvido entregarlos, como el otro día que encontré un mapa adentro de un Atlas, ¡Qué imbécil me sentí! Una de las pocas veces que le cumplía al Duarte a tiempo ¡Y se me olvidó entregarle la tarea!... Pfff, no tengo remedio.
El profe del preu estaba un poco enojón, cosa inusual en él. Ah, ya me acordé, fui a la biblioteca, creo que el Opazo me acompañó, pero no estoy seguro, el casi siempre me acompaña cuando vamos… ese día fue con el notebook… si, si, estoy casi seguro que si.
El profe Julio estaba irritable en realidad, más que decir que estaba enojón. Y es extraño porque él es como super light pa sus cosas así que fue raro. En el recreo que tuvimos hablé con la Anghiara y le mostré uno de los libros que había sacado, porque sabía que ella quería leerlo (era una de las cosas que habíamos hablado el día anterior). Le dije que me esperara a la salida y que ahí veía si se lo prestaba (tenía que intentar muñequear un poco, pa’ ver si podía ganar algo. Había que intentarlo al menos).
Nuevamente mi estupidez se hizo manifiesta en el momento menos indicado, y nuevamente, por weón, se me farreó una oportunidad. Por esperar mucho, terminamos yendo con un invitado inesperado.
Nuevamente ofrecí la invitación a caminar, pensando que el invitado seguiría su camino y no a nosotros, ¡Pero como me equivoqué! No es que me caiga mal, de hecho lo estimo bastante, y hasta podría decir que lo quiero, pero que inoportuno es este invitado… no lo culpo. Nadie puede culparlo. Pero eso no me hace sentir menos… eeee… esa sensación de “quiero que te vayas pero tampoco quiero decírtelo así que te voy a mirar con mirada de ándate pero sin el ceño fruncido para que no pienses que estoy enojado, pero sí con una mirada fija e intensa que te pide que te vayas porque las estay cagando”.
O no cachó las indirectas o prefirió ignorarlas; no tengo idea. Pero terminamos caminando mucho, desde República hasta Baquedano. Pasamos por una feria artesanal que estaban cerrando y estuve muy callado; me incomodaba su presencia porque había cosas que quería hablar y hacer con mi pequeña amiga. Preferiría haber tenido un poco más de ‘intimidad’ o un ambiente más propicio, es decir, sin alguien al lado, para poder hacer ciertas preguntas, comentarios y realizar ciertas acciones…
Invitado sorpresa nos compró hamburguesas de soya. ¡No puedo odiarlo! No creo que pueda odiar a nadie en realidad salvo a mi mismo y al ser humano en general; creo que soy un misántropo. Tal vez por eso me odio a mi mismo. O tal vez desvío mi propio odio hacia el general del ser humano. No lo sé.
Me fui en el metro con mi pequeña y nos separamos del estimado-señor-invitado-sorpresa-incómodo (lo que para mi significó un alivio). Le presté a la pequeña Ghitta el libro, a cambio de que me hiciera unos quequitos mágicos, muffins o algo así. El problema es que nunca me dijo cuándo me los iba a dar; después me di cuenta de eso, pero era demasiado tarde.
Me sentía agotado y creo que ella se sentía igual. Hablamos poco, casi nada, y a la hora de separarnos, la abracé fuerte ya que no había disfrutado suficiente de su presencia gracias a don invitado furtivo. Bueno, al menos de los errores se aprende.
Me acosté tarde, no sé que me quedé haciendo.
Mmm… acabo de recordar dos cosas más acerca de este día, y es que cuando desperté me olí el brazo y el olor de ella seguía ahí (o al menos es lo que a mi me parecía), pero después de bañarme se fue junto al agua, por lo que no pude volver a sentir esa fragancia en mi piel (cosa que me entristeció un poquito). El otro recuerdo de ese día fue que recibí mi medalla por… por no hacer nada en clases de ed. Física jajaja, todos tuvimos medallas, un bonito recuerdo, muchas fotos y situaciones graciosas. Mi equipo metió varios goles, seguramente fue porque ni el Opazo ni yo estábamos ahí (jajaja).
Miércoles 9/XI/2011
Ahora recuerdo por qué no recuerdo nada del miércoles, y es que me fui después de dar la prueba de inglés. Creo. Nada importante pasó en todo caso, de lo contrario lo recordaría. Creo.
Jueves 10/XI/2011
Este fue un día horrible en muchos sentidos, y magnífico en varias cosas puntuales. Con personas puntuales mejor dicho.
Me despierto, agotadísimo. Otro día de llegar tarde al colegio, pero a estas alturas qué diablos me importa. ¿Qué van a hacer? ¿Cancelarme la matrícula acaso? Además que he cambiado bastante mi actitud frente a las cosas. Hago mi esfuerzo, hago lo que puedo, no esperen que dé lo mismo que el resto. No con todos los problemas de este año. No con lo horrible que ha sido este año. Doy lo que puedo, y con eso me encuentro conforme. Sé que hago lo que puedo, por lo que mi consciencia se mantiene limpia y tranquila, y si al resto no les basta con mi cambio de actitud frente al mundo, si al resto no les importan mis problemas… bueno, pues mala cue’a. Mientras me encuentre bien conmigo mismo, no tiene por qué importarme lo que diga el resto de mí. Pero creo que me estoy desviando mucho del tema. Siempre me voy por las ramas y termino hablando de cosas nah’ que ver.
Es tarde, tengo sueño y quiero hacerla corta porque tengo que estudiar (el problema de acarrear tantas cosas pa’l final), así que haré lo posible por resumir lo más que pueda mi horrible día escolar y mi linda tarde post-preu.
Mañana de electivo. Primera hora, me llaman para hablar con el Lara. Me dijo (la otra vez) que me iba a tomar la prueba en clases. Me dice este día que la prueba me la toma ahora o al tercer bloque. Ni weón me quedaba. Me cambió la fecha de la prueba sin avisarme. Muchas gracias, váyase a la misma. A conseguirme el libro y a estudiar (¿Qué más puedo hacer en esa situación?).
Problemas con la profe Bascur. Me di cuenta de que me había puesto un uno por una prueba que yo si di. Me dio rabia, sobre todo porque en el primer semestre me llenó con unos incluso en pruebas que sí le había dado. Reclamé al tiro, no pensaba quedarme callado. No me creyó, mis compañeros me avalaban pero hablando bajito. Maricones sin pantalones. ¿Cuántas veces he metido las manos al fuego por ustedes? Que rabia me dio. Dijo que iba a revisar la asistencia de ese día (nota para la profe: me acabo de acordar que usted va a leer esto, así que haga el favor de revisar mi asistencia. Leí Bonsái, e hicimos una mesa redonda. Incluso me senté a su lado. Se me olvidó terminar el trabajo opcional que usted dio. Culpa de mis lagunas mentales), pero no sé si lo habrá hecho.
La profe me entregó una hoja relacionada con el trabajo de escribir un diario de vida (estoy en ello) y yo estaba de muy mal humor. Intenté estudiar a la hora siguiente. Hubo torta y creo que bebida. Yo no quería nada, estaba pateando la perra. Igual me comí un pedazo a regañadientes. Estaba muerto de sueño, no entendía casi nada de lo que leía.
Me acerqué a hablar con la profe Osses porque también le debía notas a ella, y me dijo que le tenía que dar las pruebas ahora. Le expliqué que no podía porque tenía que dar la prueba de nivel con el profesor Lara, que si podía darle las pruebas al día siguiente. No me pescó. Me dijo que ella tenía prioridad porque estábamos en su horario de clases. No me dejó salir de la sala. Me quedé sentado en el banco, audífonos puestos, gorro tapándome la cara. Miraba con odio hacia la pared cuando la profe deslizó una hoja frente a mí, depositándola sobre el puesto. Leí “Prueba coef. II…” ¡A la mierda! Ahí mandé todo a donde se fuera. Le había dicho a la profe que no había estudiado filosofía, que había estudiado física (y matemática, por otras pruebas que debía), pero no me había escuchado.
No quise hacer nada, mandé todo al carajo y me quedé en mi puesto, arrugando una hoja de papel. La arrugué mucho. Una hora y media para ser precisos. Leí algo de la prueba y podría haber respondido con suerte la mitad. Eso no sirve. Sobretodo en filosofía. Sobre todo en una coef. II. Sobre todo con la profe Osses, sobre todo con ella.
Pero hablar no había funcionado, así que “me taimé” y no hice nada. Escuché música. Me di cuenta que habían tocado el timbre, me levanté del asiento y me fui. Parece que me dijeron algo, no lo sé. Yo estaba escuchando música, mi mundo, no escucho nada. Un escudo.
Almorcé de mal humor (gracias). Odio almorzar de mal humor, porque se pierde el gusto de la comida. Bueno, no es mucho lo que se pierde con la comida de la Junaeb, y no es que sea malagradecido, pero ¿Qué les cuesta echarle condimentos a la comida? Ajito picado, pimienta, comino o ají de color, no cuesta nada.
Los cabros me pusieron de mejor humor.
Después de almuerzo fui a dar pruebas atrasadas de matemáticas. Una del primer semestre –logaritmos- y otra del segundo semestre –estadística-, ambas estaban muy fáciles. La profe me retó y me dijo que tenía potencial, porque en la de nivel me había sacado un 6.3 y ella dijo que era una excelente nota para alguien que casi no había estado en clases de matemática en todo el año. Yo la considero una nota baja, pues puedo dar mucho más que eso, en todo caso, me equivoqué en puras leseras. No me hago atao.
Di las dos pruebas en poco más de una hora y 20 y la profe me dijo que estaba impresionada o algo así, no me acuerdo muy bien. Le habría dado las otras dos pruebas ese mismo día de no ser porque fue un día pésimo y estaba cansado.
Salí del cole y llamé al Chirolo pa’ saber donde estaban. Estaban en Nueva York, e iban al Euro, así que me fui caminando hasta allá. Los encontré y me subieron el ánimo, me pusieron de mejor humor. Estaba cansado igual, vimos algunas cosas y le revelé al Chirolo, en un breve momento que tuvimos de privacidad, mi amor por él.
Jajaja, no, es broma. Le revelé la ubicación del tesoro escondido. Un asunto entre él, yo y mi cadáver. Me sorprendió su no de respuesta frente a la idea.
Nos separamos. Yo me fui a mi casa, pues tenía que imprimir el ensayo y entregárselo a la secretaria, que estaba hasta las 6. Llegué a las 6 y media. Pura suerte el que me haya encontrado a la profe Alejandra. Siempre llego tarde a todas partes, por mucho que me esfuerce en corregir ese tema… es como una maldición, odio llegar tarde.
Después de eso me fui al preu, que cansado estaba, no entendía nada de lo que el profe hablaba. Me encontré con la Polly afuera y entré con ella. ¿O eso fue el martes? Puede ser, no lo recuerdo bien. Las cosas se mezclan en mi cabeza. Me senté creo que junto al Chirolo, así que lo de la Polly debió de ser el martes. Tomé la guía que me había pasado la profesora Bascur, y la ocupé para anotar los apuntes del día. No anoté nada coherente. Ese día fue lo de la Polly, ahora me acuerdo.
De repente escuchaba palabras al azar, que se quedaban revoloteando en mi cabeza, y las escribía en élfico. Si, en élfico, el idioma de los elfos creado por Tolkien, pero no el Sindarín, sino otra de las variaciones que tiene. Una de las tantas cosas que aprendí en mis ratos de ocio y aburrimiento (de esparcimiento).
No iba a aguantar matemática así que me fui después que hubiera terminado lenguaje. Además no había ido la Anghiara a pesar de haberme llamado y preguntado si yo iba a ir (pensé que tal vez quería verme y me alegré por eso), así que estaba un poco decepcionado (sin mencionar el gran agotamiento) y me fui pa’ mi casa.
Llegué, alcancé a dormitar un poco, tomar café y recibí una llamada, nuevamente inesperada, de mi pequeña amiga. Me preguntó que si ya había salido del preu. Le dije que sí, pero que yo ya estaba en mi casa porque no me había quedado a matemática. Un breve silencio y después su explicación de que justo ella estaba yendo al preu a esa hora para que nos pudiéramos juntar. Me preguntó si tenía algo que hacer en ese momento y le dije que no (mentira, estaba y sigo estando tapado en pruebas y trabajos atrasados).
Nos juntamos y yo llegué tarde. Me afeité para verme bien para ella. Me corté y no paraba de sangrar así que me fui todo el camino, de mi casa al metro, lamiendo la sangre que corría por mi barbilla.
Me retó por llegar tarde, siempre me reta (no eres mi madre ¬¬) pero salimos a caminar un rato. Me dijo que me dejara la sangre tranquila para que me cicatrizara. Tan maternal.
Llegamos al ¿mall? No sé si es un mall pero es algo parecido. Nos sentamos en las escaleras y conversamos otra vez. Me agrada conversar con ella, siento que puedo hablar fluidamente. Me gusta su presencia, me relaja y me hace sentir sereno. A pesar de haber tenido un día pésimo, su sola llamada para que nos juntáramos me puso de buen humor. Estoy muy enamorado. Que odioso.
La abracé mucho. Me gusta abrazar a la gente, a mis amigos, hacerles cariño. Hablamos de nuestros días. Ella, en contraste con mi día, tuvo un día maravilloso, me lo contó con mucha alegría y la verdad es que eso me hizo sentirme alegre a mí también.
Me enteré (ya no me acuerdo bien cómo) que ella sabía bailar ballet, ese baile que se hace con castañuelas y tango. Tango, amo el tango, siempre lo he amado, siempre he querido aprender a bailar tango. Le dije que la envidiaba por eso… y ella se ofreció a enseñarme. Al principio fue como “¿En serio? ¿Y aquí?” y ella me incitó a que me animara. Aprendí los 8 pasos básicos del tango. La gente nos miraba raro. Me reí mucho, disfruté aquello, con mucho agrado.
Me dijo que si no practicaba me iba a pegar. Me mordió el codo, siempre lo hace. Me siento más cercano a ella, pero también me siento mucho más tonto por hacer más espeso lo que siento por ella. No quiero volver a perder una hermosa amistad por culpa de lo que siento. Nunca más. Pero por ahora, a disfrutar de esto.
Ella arregló mi día. Y aún no termino de hacer todo lo que debo. Me voy a dormir. Cambio y fuera.
Post data: puesto que no escribiré el resto de los días de la semana, voy a destacar las cosas importantes de aquellos días.
El viernes los cabros hicieron una barricada a la entrada de la sala. Algunos alcanzamos a escapar por la ventana antes de que llegara el Hernán. Chico el reto. Hay fotos, fue muy divertido. No quiero que esto termine, voy a extrañarlos demasiado. Tengo miedo del futuro. Es todo tan incierto. Hay que ser valientes.
El fin de semana bajé música. Bajé tango, mucho tango de internet. Canciones que me gustaban y canciones que no conocía.
¿Quién es mejor? ¿Gardel o Piazzolla? Siento que no es adecuado compararlos, ya que si bien ambos son tango, el de Piazzolla es como más experimental, mientras que el de Gardel es clásico, purista. Es como si comparásemos jazz con vals. Mundos aparte. Escuché tango todo el fin de semana. Me encanta ‘Libertango’ de Piazzolla y ‘Tomo y obligo’ de Gardel. Sin contar mi favorito, que aparece en la película “Perfume de mujer”: ‘Por una cabeza’. Pero debo decir que la versión instrumental de Astor Piazzolla me gusta más que la cantada de Carlos Gardel.
El lunes escuché tango mientras hacía la prueba atrasada de matemática –la de cuerpos geométricos-, estoy seguro de que me saqué un 7. Estaba muy fácil y los ejercicios eran los mismos de las guías y pruebas anteriores. No quiero dar más pruebas. Y mañana tengo que dar dos o tres más. Estoy cansado, sólo quiero desconectarme de todo, dejar de pensar un rato. Pero apagarse es imposible. Qué se le va a hacer.
Post data 2: después de terminar me di cuenta de que en la guía decía “[…] en pocas páginas […]”. No voy a tirar las horas de esfuerzo a la basura así que lo imprimo todo. Espero que sirva para compensar en algo todo lo que le debo profe (como para que vea un cambio de actitud de mi parte frente a la vida diaria y lo tenga en consideración (por favor)).
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